Muchos repentinamente supieron de Belarús el 10 de agosto, el día después de sus últimas y controversiales elecciones. Se informó de restricciones al internet, ambos candidatos presidenciales dijeron haber ganado aplastantemente, hubo protestas masivas y represión brutal.
¿Qué pasó?
De mayor importancia, ¿por qué este país relativamente pequeño amenaza la diplomacia global, y creando nuevas fricciones entre Rusia, OTAN y la UE?
El último dictador de Europa
Alexander Lukashenko ha sido presidente de Belarús desde que logró ser independiente; y fue el único representante que votó a favor de la URSS. Su mandato se caracteriza por administrar al país de forma similar a la antigua Unión Soviética, ganando elecciones cada 5 años en condiciones cuestionables.
Han habido protestas y represión por años. Pero la situación se agravó luego del descontento masivo sobre la forma en que el gobierno manejó la respuesta ante el covid en medio de las elecciones. Peor fue cuando Lukashenko mandó a detener a sus principales rivales en las elecciones acusándolos de ser agentes externos. La esposa de uno de los candidatos detenidos, Sviatlana Tsikhanouskaya, tomó su lugar en las elecciones y unió a la oposición.
Se sale de control
Luego de que la policía cerró caminos alrededor de la capital, Minsk, durante las elecciones y hubieron restricciones en el acceso a internet, el gobierno dijo que Lukashenko había ganado las elecciones con un 80,1% del voto.
Lo que sorprendió incluso a sus simpatizantes, que entendieron el descontento no llevaría a ganar con tanta ventaja. La candidata opositora Tsikhanouskaya dijo haber ganado entre el 60-70% de los votos.
Empezaron las protestas masivas, y entonces el país saltó al escenario internacional.
Bajo Lukashenko, Belarús se conocía por su estrecha relación con Rusia; pero antes de las protestas, las relaciones habían decaído. Lukashenko acusó a Rusia de intentar interferir en las elecciones, ordenando la detención de varios empleados de la empresa de contratación de seguridad Rusia, Wagner Group.
Inmediatamente después de las elecciones, Lukashenko continuó acusando a agitadores externos de intervenir en el país, desde Ucrania, a EEUU y a la UE (pero dejó de acusar a Rusia). Llegó al punto de decretar el despliegue de paracaidistas en la frontera con Polonia.
El conflicto más amplio
Tanto la UE como Rusia han insistido públicamente que se oponen a la intervención extranjera en Belarús. Pero Rusia acordó con Lukashenko proveer tropas de ser necesario, mientras países de la UE ya han impuesto sanciones sobre miembros del actual gobierno.
El temor es que Lukashenko no tenga interés por dejar el poder y de continuar los impuestos, una situación similar a la de Ucrania podría generarse.
Belarús es un país relativamente pequeño, con menos de 10 millones de habitantes, y el PIB per cápita más bajo de Europa. Pero su lugar estratégico entre Berlín y Moscú, como el tránsito de combustible, de seguro será un foco geopolítico hasta resolverse el tema de quién ganó las elecciones.
