Ayer, la nominada del Presidente Trump para ocupar un cargo en la Corte Suprema de EEUU fue aprobada por el comité judicial e irá a votación en el Senado antes del 26 de octubre. El proceso es significativo principalmente por razones políticas, pero igual podría tener un efecto sobre las elecciones, y en consecuencia, sobre los mercados.
Generalmente la Corte Suprema no mueve al mercado, con contadas excepciones. Por ejemplo, si hay una legislación que afecta a una empresa en particular, podría verse afectado su precio de acción dependiendo del fallo. Pero en general sus arbitraciones tienen más que ver con resquicios legales con efectos principalmente políticos y sociales. ¿Qué es diferente ahora?
Los potenciales grandes eventos que se avecinan
Amy Coney Barrett (también conocida por las siglas ACB) fue nominada en reemplazo de Ruth Bader Ginsburg luego de su fallecimiento. El proceso ha sido controversial, por decir lo menos.
Pero no es un tema para los mercados. El tema es que la administración Trump y los republicanos en el Senado buscan confirmar a un nuevo integrante de la Corte antes de fin de mes.
Hay dos asuntos importantes que podrían afectar el mercado que serán posiblemente tomadas por la corte en noviembre:
1.- Si hay una elección sin resultado definitivo. Ya ambos candidatos están contratando abogados ante la eventualidad de que ninguno gane en forma aplastante.
Podría llevar a una batalla legal por meses, llegando a la Corte Suprema, como fue lo que pasó en el 2000. La incertidumbre descolocaría a los mercados, y Barrett jugaría un papel clave en las decisiones.
(Las últimas encuestas muestran un acercamiento de las candidaturas, entonces baja el apetito de riesgo ante la incertidumbre de los resultados).
2.- El 10 de noviembre están programados los alegatos en un caso que involucra a la ley ACA (Obamacare), que podría significativamente modificar o desechar de plano el programa.
Tendría efectos no sólo sobre las empresas aseguradoras y de salud, sino a la economía en general.
¿Quién es ACB?
El papel de Amy Coney Barrett es clave aquí, pues se entiende que se inclina hacia la derecha en su postura política.
Hasta ahora, la Corte se entendía como equilibrado entre cuatro integrantes conservadores, cuatro liberales y uno (Roberts) que se inclinaba de lado a lado. La nominación de Barrett pasaría a una mayoría sólida a favor de los conservador.
Cabe remarcar que “conservador” tiene una función distinta en el ámbito legal que en lo político: Barrett es una “originalista”.
Eso quiere decir que “interpreta la ley como se escribió” en sus propias palabras, a diferencia de la visión “liberal” de que los jueces debiesen interpretar la ley en el contexto de los acontecimientos actuales. No es de esperar que Barrett vote más a favor por los Republicanos que su predecesor y mentor, Antonin Scalia.
Significa que la Corte tomaría un rol menos activista al decidir casos, devolviendo al Congreso asuntos más controversiales. En el largo plazo, el aumento en la certeza podría ser un estímulo para la economía y por ende positivo para los mercados.
