Los gobiernos deben tener información fidedigna para tomar decisiones. En una democracia, donde el gobierno está sujeto a la voluntad del pueblo, ese pueblo tiene que estar informado para por lo menos evaluar la gestión del gobierno.
Sin embargo, pareciera con la pandemia de covid-19, obtener y usar esta información para tomar mejores decisiones ha sido un reto particular.
Como la institución con mayor poder, las decisiones del gobierno son las que traen más consecuencias. Presumiblemente, entonces, han de tener la mejor información; y bajo es lógica, es entendible que la gente recurra al gobierno para informarse, o por lo menos creer que el gobierno tiene que hacer algo para que haya información verídica disponible.
Es complicado
Pero entonces hay un problema: en muchos casos, es el gobierno mismo que participa de la desinformación, con frecuencia por intereses personales y políticos de algunas autoridades. Por ejemplo, el Ministro de Relaciones Exteriores de China culpando a soldados estadounidenses de iniciar la pandemia. No es una situación única; pero recientemente la confianza de la gente en los medios de comunicación ha erosionado, complicando la situación.
En el fondo, los medios ganan dinero poniendo su contenido delante del mayor número de ojos posibles, para que publicistas puedan tentar las billeteras que vienen adheridas a esos ojos. El sensacionalismo es una técnica probada en la prensa, que muchas veces se respaldan en una verdad técnica que contradice los hechos y la información confiable.
Cuando todos son mentirosos, nadie lo es
Los conspiracionistas son conocidos por escoger sólo los datos que respaldan su argumento. Usualmente es un argument fuera de serie, como que el coronavirus es provocado por tecnologías 5G. Pero en técnica no es tan distinto a lo que hace mucha veces la prensa al contar una verdad conveniente, escogiendo sólo los casos más llamativos e muertes, o usar las predicciones más dramáticas.
Si todos tienen un interés particular por dar a conocer cierta información – desde promocionar a la vitamina C como tratamiento del covid hasta personas en twitter haciéndose pasar como médicos para ganar likes – no es de sorprenderse que muchos simplemente creen a los que quiere creer, y no precisamente quienes tienen la mejor información.
Ser parte del problema no es la solución
Los gobiernos pueden sacar adelante a sus expertos, pero muchas veces la gente los desestima, acusándolos de ser “vendidos”. Y no estarían del todo equivocados. A estas alturas ya se está reconociendo que muchos expertos en el mundo dijeron que las mascarillas no eran
de utilidad, principalmente para prevenir que la gente los fuera a comprar, provocando desabastecimiento para personal médico. Ahora no sólo se recomienda la mascarilla, en muchos casos es obligatorio.
Aún si la agenda es para ayudar a las personas, sigue siendo la agenda. En un ambiente en que la gente no le interesa tanto ser honestos que dejar como mentiroso a los otros, eso puede ser un problema.
